miércoles, 20 de mayo de 2009

¡Viva Córdoba viva!

Bruma que se levanta del río en los junios que prometen empañar sueños.
Tranquilidad de barrios quietos con esquinas llenas de comentarios contrastan con la chispa del centro y los ruidos del aire enrarecido.
Las calles coloniales con paredes amohosadas por la lluvia y falta de goteros y desagües.
El empedrado que reclama con su grito desde el fondo del asfalto. Arboles cansados del olvido y la indiferencia del peatón apurado, se hace vivo desde su tatuaje de corazones enzartados por flechas.
Veredas angostas, muros expropiados que son testigos de perros abandonados a su suerte y fortuna.
Hojas color pergamino que se juntan en las plazas y juegan con los poetas y soñadores.
Y la vida que pasa presurosa sin importale a quien lleva por delante, sin pedir permiso y sin detenerse.
A lo lejos se escucha el ronroneo urbano mezclado con la música de una calesita. El olor del día se hace intenso y se va perdiendo en las sombras de la Cañada. Una mujer se confunde entre las curvas de la ciclovía.
Todos los colores se revientan en mi cabeza y tiñen de cielo mis pensamientos. Y Córdoba vive en mí.

Kako

Pocas serían las palabras para consolar mi intestino. Cuantos serían los rezos que tendría mi corazón para volver atrás. ¿Sería suficiente?¿Alcanzaría mi dolor?.
Hoy está nublado, frío. Como triste. Como gris. Como con ardor.
Sos tan grande, como el profundo vacío que me dejaste. Te busco en mis necesidades, en mis alegrías, en mis ausencias. Pero...adonde te fuiste? ¿No ves que haces falta? ¿No ves que todos necesitamos de ese amor que a vos te sobra? ¿Quien te creés que sos para faltar de ese modo?.
Hermoso. Gentil. Pleno. Corazón puro. Hombre grande y niño inmenso. Amigo de la amistad.No alcanzarían mis besos para despertarte, lo mismo yo te los doy. No me des más tristeza. No me tires. Recordame. Salvate. Protejeme que yo no me voy a resistir. Estoy a tu espera. Estoy en vos y vos estás en mí.

Tenerte todo este tiempo, fue un privilejio. Perderte es un mal chiste. Recuperarte es la meta.

Viví por siempre. ¡Por siempre!

Se fue a pasear en moto en 1999. Todavía no se le acabó la nafta.
(Puesto a consideración de mi sentimiento el 5 de junio de 2000)

jueves, 14 de mayo de 2009

En cual de los mundos?

Me levanto a la mañana y mientras me baño enciendo la radio. La sintonía está clavada en una emisora local por la cual mis oidos son taladrados despiadadamente por gritos y voces estridentes. No me puedo mover a cambiarla. Estoy todo enjabonado y por ende debo soportar por un rato más, esta agresión auditiva.

Las cosas en el "Primer Mundo" funcionan perfectamente. La gente se conduce con comodidad en su vehículo casi aislado del mundo, o mejor dicho, viendo "escenas ajenas" a travéz de los vidrios, encerrado en su coche.
Ruego que el bondi pare y no me deje otra vez como un otario en la parada haciendole señales de "auxilio". Buenísimo!... no está tan lleno y lo pude tomar viajando en el estribo por un buen trecho.
Desde la "4x4", apenas abierta la ventanilla del conductor, se asoma la mano del tipo y suelta al viento de su paso, una etiqueta de puchos vacía. Inmediatamente se cierra dicha ventanilla y el coche se aleja despreocupadamente.
Un niño con su guardapolvo maltrecho y con sus útiles llevados casi al descuido debajo de su brazo, pasa pateando un botellita de gaseosa de vidrio. La misma lo acompaña hasta que el puntazo que le asestó el pequeño al recipiente lo hace estallar contra la pared de una casa. Ni el estruendo ni el desparramo de los vidrios rotos, hacen que el niño recapacite y sienta al menos verguenza por su acto. Por en contrario. Rie y se aleja gritando gol.
Un policía está parado en la esquina. No hay semáforos. Los autos doblan indevidamente hacia la izquierda. Hay autos estacionados en la parada de un trole. Pasan motocicletas sin patentes, conductores sin casco, familias completas sobre el biciclo (padre, madre y 2 hijos) sin ninguna protección y desde lo lejos se escucha un auto que viene a gran velocidad y con escape libre.
El policía está enviando un mensaje desde su celular. Mirando el mismo y sin levantar la vista, se sonríe.
Camino por el barrio y un ruido a cascos de caballo me hace girar mi cabeza. Es un hermoso carro fileteado, con ruedas de madera grandes y con el caballo con arneses de bronce lustrado. El conductor de semejante carruaje, con un pañuelo al cuello y un pucho en la boca, hace juego con el vehículo. En la madera del costado, el carro reza: "Dios me proteje".
Un Dodge 1500 Rural, maltrecho, oxidado y con su estructura seriamente dañada, pasa al lado. Ambos, el carro y el Dodge, deben frenar su marcha porque un auto japonés de última generación, los pasa indevidamente y tiene que detenerse abruptamente ante un colectivo que está "alzando" gente en la parada.

Las cosas de "este" mundo tangible y más que real, están allí. Las buenas y las malas. Las sanas y las que están contaminadas. Solo los que no quiere verla, se la pierden. Por más que vivan en "otro Mundo".
Me encantó el caballito.

sábado, 9 de mayo de 2009

Chori D.O.C.


No debe existir perfume más irresistible ni tentador que el que ofrece el humo de algun carro de chori asentado a la salida de una cancha o a orillas de una manifestación. Si señor. Realmente es, más allá que uno lo consuma o no, de los aromas que a uno lo llevan a pensar seriamente a dejar momentaneamente la dieta o a salirse del rígido cuidado en las comidas. El "chori" en sí, representa un símbolo de la comida al paso del cordobes cualquiera sea su origen o extracción social.

Quién no se "clavó" uno al menos, ante el hambre que arreciaba esa noche de frío, a la salida de la cancha o esa noche de verano en un carrito cualquiera y compartiendo con amigos a la salida del recital o de un baile.

Más allá de saber su origen o su estado de conservación, el humo de la grasa del chorizo que cae sobre las brasas, es irresistible para cualquier pituitaria que se precie. En ese momento, justo allí, nos olvidamos de su compocisión. Si está hecho de puro cerdo, si es mitad y mitad con vacuno, si es chorizo criollo o si el "chimi" contiene altas dosis de agua pesada de la Central Nuclear de Embalse. Una vez que está tomada la desición, no hay vuelta atrás. No hay retorno. Incamos nuestros dientes en tan apetitoso manjar y nos olvidamos de todo. Hasta de que el tipo que nos lo vendió tenía las uñas negras de mugre y brillantes de grasa. Que importa. El milagro está sucediendo.
El sabor invade nuestro paladar y ya nada podrá ser lo mismo.
El hecho está consumado. Estamos entregados...

martes, 5 de mayo de 2009

Pedaliá Pedro...pedaliá!


Horas de siesta, son horas de escaparse. Son horas de "libertad condicional".
Y allí vamos con Pedro y nuestras "bicis" a recorrer la memoria.

Podemos pasar por un basural y cirujear. Podemos ver un jardín y "tomar del pico". Podemos ver al resto del mundo e ignorarlos...o compartir el momento. Podemos ser nosotros mismos o desconocernos y creernos otros.
Se puede dar cualquier cosa. Cualquiera que nos haya visto, nos dio la razón. Seguro.

Yo nunca se lo dije, pero me hubiera gustado que pedaleara más fuerte y que nunca parara.
Lo más probable es que puteara, pero que me escuchaba...seguro que me escuchaba.

Va por vos Pedro. Y en vos a mis recuerdos de bicicleta.

viernes, 1 de mayo de 2009

Es solo el humo del chori




Eran las 15:20 hs. de ese domingo luminoso y cálido de febrero. Por las calles de Alberdi se respira la típica tarde dominguera de fútbol. Hay gente en la vereda viendo pasar a los que van a la cancha. Un tipo esta meando contra una tapia de un baldío, un morocho apura un chori antes que lo mangueen sus compañeros de barra. Una viejita vende collares de moztacilla celeste a “...un pesito” y una niña le pide que le compre uno a un gordo con el pupo afuera de su camiseta.
Camino por las veredas bastante rotas y faltas de mosaicos, esquivando cacas de perros.
Una señora embarazada que cuida autos, da indicaciones a un automovilista que trata de estacionar sobre la calle La Rioja con una rama de paraíso que usa de puntero cual si fuese bastonera de desfile.
Dos tipos en un umbral prometen amor eterno a una tetra besándola en forma apasionada.
En el kiosko de “La Amanda”, un grupo de piratones imploran a ésta que les venda un porrón y que les preste el envase.
Un tipo lleva en andas a un niño y a otro de la mano. Por la esquina doblan tres chicas con remeras deportivas anudadas a la cintura y son aplaudidas por los muchachos que ya están saboreando el porrón que tan amablemente les vendió la señora Amanda.
Se siente el rumor del Estadio a lo lejos y densas columnas de humo “choripanesco” ayudan a localizar con mayor certeza el sitio.
Unos cuantos policías se fuman un faso entre todos reunidos delante del patrullero mientras un can de la fuerza sigue con la mirada una mosca.
Todo está tranquilo.
Dejo la vereda y bajo a la calle para sumarme al grupo grande que eligió este camino, propio de la ida a la cancha, donde uno se hace ancho y dueño del espacio urbano.
Una señora entrada en años está sentada en una silla en la puerta de su casa con las piernas abiertas dando un espectáculo lamentable.
Un grupo de peruanos, vecinos de la zona, se dirigen en sentido contrario a la cancha, vaya uno a saber a que locutorio trucho, posiblemente a saciar su sed de comunicación.
Dos perros abotonados son motivo de atracción para los transeuntes y un señor que se dirige a la cancha en una silla de ruedas y con una corneta celeste, los ayuda a separarse con un fuerte soplido de su bocina.

Estas instantáneas de vida son espectaculares, irrepetibles y únicas. Sin llegar a ser una 8ªmaravilla, ni ser escenas de historias "Shackespereanas", me llenan, me divierten y las reconozco como parte de mí territorio.
A este punto y más allá de la adrenalina que produce ir a ver un partido de fútbol, me miro para adentro y me veo bien. Me siento muy bien.
Me voy mentalmente del lugar por un instante y mis pensamientos me llevan a preguntarme sobre estas pequeñas vivencias y paisajes urbanos. Boludeces, simples pavadas que uno anda pensando por ahí. El análisis se profundiza cada vez más. Me voy llenando más y más. Y no se porque extraña conexión, aparezco con mis pensamientos comparando y preguntándome como serán estas mismas sensaciones en otros lugares. Lugares a donde fueron algunos de mis seres queridos. Mi hermano por caso. Habitante por estos días de Barcelona. Uno de los que compartíamos una tarde de fútbol por estos lados.
Como será una tarde de fútbol en España, por ejemplo. ¿Que paisaje urbano será el que acompañe a un hincha de fútbol? ¿Cómo serán las sensaciones? ¿Cómo serán los olores? ¿Cómo será la luz de esa tarde?
Me meto aún más en mis pensamientos y sigo con más dudas y preguntas.
Cuando se camina por las calles y vez al desconocido que pasa a tu lado... ¿qué vez? ¿Cómo es el transeunte europeo? ¿Tiene cara de “guaso culiau” o es un ser impersonal que no te dice nada? ¿Se tiene la sensación de indefensión por más que se esté rodeado de una multitud? ¿Reconocen olores y sabores familiares como acá o de acá? ¿La vida, pasa a la misma velocidad que en barrio Alberdi que en un barrio de Barcelona? ¿Es lo mismo? ¿Es parecido?
Empieza otra etapa de mi pensamiento con aristas un tanto complicadas y no quisiera aparecer como un sentimental pelotudo o un frustrador de sueños.
Acá, por estos lados, faltan cosas. En estas calles, falta gente. En mi vida faltan voces, faltan amores.
Las canas salen sin pedir permiso... fiel reflejo que la vida pasa a una velocidad apreciable. No sé si rápido pero, que no aflojan, no aflojan. Por eso, a vivir como se pueda más que como se debe.

- ¿Varón... me comprai un bono pa’lo pirata?
- Eee...no tengo un mango Tri Tri...

Mierda!. Recién caigo que estoy entrando al "Gigante". Por un momento me distraje y me fui con mis pensamientos al carajo.
Apuro el paso para conseguir un buen lugar, ahí, en la tribuna de socios.
Olor a chori, rumor de gente esperando la fiesta. Calor en el viento, papelitos volando y alegría nerviosa.
Pienso en lo que pensé hace un rato y busco a mi lado. Miro hacia el otro lado.
Busco a mis afectos. A mis "compañeros de cancha".
Debe ser el humo del choripan que me ha irritado los ojos.
Todo está listo y a pesar de todo, ahora yo no estoy del todo bien.
No estoy del todo bien.

Son las 18:35 PM


Es el tiempo de las flores y del sol, el amor recorre las espaldas en forma de escozor. Los niños tienen felicidad en sus caritas producto del descanso luego de haber pasado un año lectivo arduo pero reconfortante, con resultados óptimos en sus calificaciones y la alegría y el regocijo de sus maestros agradecidos por tanto apoyo por parte de los niños y de los padres para llevar a cabo su tarea.
Tanto unos como los otros, habían cumplido su tarea. Los unos, recompensados con promesas de unas fabulosas vacaciones en algun lugar de ensueño.
Los otros, que despues de un año lectivo cargado de emociones, tienen la recompensa de percibir sus haberes en tiempo y forma, y se aprestan a vivir un tiempo de recreo tan merecido que cargará las pilas para el año que viene.
Los que estaban un poco preocupados son los padres de estos niños, que debieron sortear las dificultades de la elección del lugar ideal para sus vacaciones debido a la cantidad de oferta de lugares maravillosos y con precios tan tentadores. Pero todo tuvo buen final ya que haciendo una evaluación de las finanzas hogareñas, el superavit de ese año fue tan generoso o más que el año anterior, lo cual permitió unas vacaciones de película, que por otra parte, el papá en su taller mecánico, había planificado al detalle.
La mamá, en su estudio de decoración de interiores, preparo con mucho esmero la lista de cosas a comprar, necesarias para que no falte nada en esos días de solaz y algunas otras que tienen más que ver con el pasatiempo. También fue la encargada de programar el circuito de actividades a desarrollar por la familia tales como: teatros, visitas a lugares turísticos, parques de diversiones y paseos varios (lease shoppings)
Por su parte el abuelo también tuvo su tarea. Despues de cobrar el aguinaldo de su jubilación completa, sacó a relucir su tarjeta de crédito y no escatimó en gastos a la hora de comprar chucherias para todos, en especial a los chicos que reclamaron el plus para cuando estén en el mar.
El auto está listo (también... es un 0 Km), las cuentas están pagas y las rutas nuevas los esperan para un viaje inolvidable, como todos los años (despues de todo, si de algo uno se olvida, para que estan los mini shopping de las estaciones de servicio abierta las 24 hs.).
- ¡Señor... señor, llegamos al final de recorrido!.
Miro a mi alrededor y el reflejo del sol de un techo de chapa me hace mal a los ojos. Tengo la boca seca y la baba me corre por la comisura de los labios.
- ¿Donde estoy?
- Estamos en la punta de línea, y se tiene que bajar del colectivo porque yo termine mi turno, me respondió el chofer.
Bajo del micro y el sol me golpea la cara y acelera el sudor de mi frente. Con el diario abierto en los clasificados, improviso una vicera.
La polvo que dejó el omnibus al irse me hizo toser y me ayudó a despertarme por completo.
Un niño con una camiseta vieja y rota con publicidad de Kamerath intendente en el pecho, me pide una moneda. Lo miro y le respondo:
- No tengo, el último cospel, se me fue con ese bondi.