jueves, 16 de mayo de 2013

¿Nueva etapa?


Aparece esta nueva etapa con la cual se lanza a la pista este personaje que tengo adentro y que se manifiesta siempre que lo dejan.
Si señor, ese mismo que algún día se paró de frente a la vida y la quiso besar y se propasó. Ese, que viene zafando de la huesuda porque hizo un trato: “Yo no te respeto y vos no mejores…”. Y hasta ahora los dos vienen cumpliendo su palabra.
Un día, a raíz de una tormenta con rayos y centellas, se manifestó esta inquietud de pasar un poco más tranquilo la vida y los sufrimientos. Los goles y los expulsados. Los besos y los escupitajos. Mi vida y la de los otros, del otro.
Cuando quieras empiezo…
 Una taza cachada en los bordes. Un cuchillo y demás utensilios reciclados de distintas casas. Una bolsa con medias y ropa diversa. Un frasco de aceitunas y otro de dulce de naranjas. Una cabeza preparada para encontrar a la soledad y no salir corriendo. Los ojos cerrados para cuando s duerme o se sueña.
Una foto coloreada de una vieja que representa el amor. El amor asentado sobre mi mejilla y me acaricia. Papel para dibujar mis manos y un par de manos que me saludan cada vez que vuelvo. Un jabón para limpiar mis codos para cuando estoy boca abajo. Una rama de planta aromática, una caja de fósforos, mis anteojos, sábanas nuevas y sudor viejo.
Llevo platos de vidrio y mate de madera. Una reposera para no descansar y cuadro de los chicos…los chicos.
Los chicos que me peinan mi pelo largo y no me dejan concentrarme jamás en boludeces. Son ellos los únicos que me la hacen fácil en eso de saber quienes están del lado de mis vísceras. Del lado del latido.
Como verán no estoy tan desprotegido ni solo, es más, estoy cómodo. Muy cómodo.
Por ahora voy, solo eso, voy. Ya con esto me doy por satisfecho en lo que refiere a vivir el momento, los momentos y la secuencia de momentos.
Chispazos en que vuelvo en si. Luego se cierran los ojos. Luego chispazos.
O sea, la vida.