miércoles, 20 de mayo de 2009

¡Viva Córdoba viva!

Bruma que se levanta del río en los junios que prometen empañar sueños.
Tranquilidad de barrios quietos con esquinas llenas de comentarios contrastan con la chispa del centro y los ruidos del aire enrarecido.
Las calles coloniales con paredes amohosadas por la lluvia y falta de goteros y desagües.
El empedrado que reclama con su grito desde el fondo del asfalto. Arboles cansados del olvido y la indiferencia del peatón apurado, se hace vivo desde su tatuaje de corazones enzartados por flechas.
Veredas angostas, muros expropiados que son testigos de perros abandonados a su suerte y fortuna.
Hojas color pergamino que se juntan en las plazas y juegan con los poetas y soñadores.
Y la vida que pasa presurosa sin importale a quien lleva por delante, sin pedir permiso y sin detenerse.
A lo lejos se escucha el ronroneo urbano mezclado con la música de una calesita. El olor del día se hace intenso y se va perdiendo en las sombras de la Cañada. Una mujer se confunde entre las curvas de la ciclovía.
Todos los colores se revientan en mi cabeza y tiñen de cielo mis pensamientos. Y Córdoba vive en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario