viernes, 16 de diciembre de 2011
Cuestión de embalaje
viernes, 2 de diciembre de 2011
Los Yuyos
jueves, 3 de noviembre de 2011
Pájaro de las Pampas...
martes, 6 de septiembre de 2011
Una tarde de domingo en "La Charla"
Mucho viento y tierra. Mucho remolino de ese polvo que se forma en las canchitas de la ciudad por la falta de lluvias que aplaquen esa sed que tiene la tierra.
Si a esto se le agrega un grupo de chicos que juegan a la pelota, la combinación para masticar tierra es perfecta.
Y que hacemos allí? Se preguntarán. La respuesta es desde el corazón: estamos viendo a nuestros amores jugar.
Y ahí va. Elegante en su correr. Con cierto ritmo en su paso y en su trote. Flaco y longilíneo pero con piernas que con más gimnasia, seguro se tornearán a gusto y piacere.
Durante el juego se puede ver como la falta “tiempos” para disputar una pelota en lo alto le dá malestar, o como se le escapa el nueve y no lo puede alcanzar. Pero de algo se puede estar seguro, y es su devoción por el esfuerzo, por arengar a sus compañeros y mirar el partido cual espectador privilegiado.
Ojo! Acaba de sacar una pelota que quemaba y en el pase largo, habilitó al diez que se metió entre los centrales y definió de manera brillante. ¿Y de donde nace la jugada..? Je je…me dirán que es mera fortuna o que no fue adrede su intención. ¿Y a mi que me importa? Se dio así, como otras jugadas que se fueron dando y yo fui “sufriendo” más que disfrutando.
Hasta se animó a gritarle un “olee..” a un rival y lo amonestaron. Esto es inocencia pura. Esto más que una imprudencia, es un pellizco en el cachete a lo políticamente correcto.
El hombrecito con buzo deportivo que denota algún tiempo de estreno, es el Técnico, que habló poco durante el partido pero seguro que instruyó a los chicos en charlas previas. Se noto en el juego que intentaron, y que en varias oportunidades pudieron llevar a cabo.
Así llegó en final. No el mío, el del juego.
Yo todavía sigo con tierra en los ojos, pero llenos de Felipe.
lunes, 29 de agosto de 2011
De vez en cuando
viernes, 19 de agosto de 2011
El inicio
miércoles, 6 de julio de 2011
Así soy
Como las mojarras del Suquía, las tipas de la Cañada, las Santa Rita de la peatonal, las palomas de la Plaza Mayor y los perros callejeros.
Como las hojas amarillentas que alfombran el parque Sarmiento.
Como las tardes del Paseo de las Artes y las calles con hinchas rumbo a cualquier cancha.
Como las pocas motos Puma que deambulan aún por las calles y como el viejo bicicletero de barrio que todavía vende parche y solución.
Como se entremezclan carros y autos últimos modelos por las sufridas calles sin que ninguno de los dos se pongan colorados.
Como el tipo que se toma un feca en un bar, mirando hacia afuera, piernas cruzadas y levantando el dedo meñique entre sorbo y sorbo.
Como la mamá que cruza de negocio en negocio de la San Martín, buscando junto a su niño de la mano, la mejor oferta de guardapolvo.
Como ese puestero del Mercado Norte que grita su mejor oferta. Como las derruidas y olvidadas paredes del viejo Mercado de Abasto que hoy ven de reojo a los pibes que pululan sus noches de diversión y excesos.
Como las “niñas” que cruzan nuestra mirada llevándose la atención en sus “espaldas”.
Como las críticas que sistemáticamente aparecen ante cualquier hecho u obra nueva que se realiza en la Ciudad. Siempre.
Como el humor. Como los yuyos. Como el barrio. Como la Universidad. Como las empanadas dulces. Como el Centro. Como la música. Como la parada del bondi. Como el ciego de Rivadavia y 25 de Mayo. Como la puerta reja del Genaro Pérez. Como el “arbolito” de la city. Como Colón y Gral. Paz o Pasaje Ordóñez y Mariano Moreno. Como el diario que miente y dice la verdad. Como la radio que grita y te habla al oído. Como la vecina que barre la vereda. Como los Reformistas del 18. Como el ciruja. Como el Palacio Ferreyra. Como la Alem. Con Salzano y Juan Filloy. Como el cordobazo. Como las Ponce. Como la pelada. Como el arco. Como Jerónimo.
Como mi corazón.
Como mis recuerdos. Como lo que espero. Como es.
Así digo que soy. Así digo que es Córdoba Capital.
Como yo.
lunes, 4 de julio de 2011
El mate como a mí me gusta
jueves, 23 de junio de 2011
Me desperté
Acelero las acciones por razones que no comprendo hasta que me doy cuenta que va a ser mejor que salga de ahí y empiece a caminar y vivir lo que debo hacer. De pronto me llama Felipe y me pregunta si estoy dispuesto. Le digo que si, que nos vemos en el auto o en la casa del “Nonno”.
Termino de abrigarme pues la noche va a ser larga y pronostica frío intenso. Agarro las llaves y salgo. Puta! Me tengo que volver. No apagué el fuego de la pava.
Antes de subir al auto, escucho un grito desde el otro lado de la calle. Es “el Calabrés” que me cuenta que el cielo está limpio y sin nubes. También me dice que Pablo está desesperado porque le fallaron con los boletos.
Me toco inconcientemente por fuera de la campera el bolsillo interno y ya descubrí el destino que le debo dar a ese ticket de más que tengo. Al verlo y hacerle entrega del mismo le recuerdo que hay gente que daría una pierna por lo que él tiene ahora en sus manos.
- Nos juntamos en 15´ en lo del Nonno, le digo y pude observar ojos de felicidad.
Me alejo. Subo al auto. Al mismo sube Gabriel con cara de dormido y ojos pícaros llenos de ansiedad.
Tocamos timbre y abre el viejo ya encamperado y me dice: “Vamo...”
- Pará, le contesto, tomemos un feca que ya llegan los chicos.
El viaje fue cargado de una insipiente ansiedad.
Autos que embotellaban nuestro camino y que puteadas de por medio, fui allanando. Adentro del auto el ánimo y la ansiedad se respiraba. El Viejo, Felipe, Gabriel y Pablo hablaban de estadísticas y probabilidades.
Yo escuchaba y ya me imaginaba escribiendo estas líneas.
Llegamos al lugar de siempre y estacionamos casi en el mismo sitio. Se podría decir que esto es parte de la cábala.
Caminamos con paso apurado y nervioso. Nos topamos con vallas que eran custodiadas por policias. Esto hizo que nuestro trayecto se hiciera más largo de lo común (putedas mediante por parte del Viejo).
Finalmente, el camino era en que hacíamos habitualmente. Una valla más de la policía y allá estaba el Señor que vende praliné y maní. El viejo se compró 6 pralinés y los repartió (sobró uno que me lo guardo en el bolsillo de la campera).
Hicimos la cola, lerda más que nunca, calculo que la ansiedad la hacía más lerda aún.
Nos palparon y nos revisaron. Nosotros, manos arriba, solo ansiábamos llegar. Entregamos nuestra entrada y allí estamos. Subiendo las escaleras. Buscando la luz artificial que encandilaba y aceleraba las pulsaciones.
Nos sentamos y esperamos pacientemente que el espectáculo se iniciara.
No está tan frío.
Me entregan un globo y papel picado para ser usado a su momento. Hay mucha música en el murmullo de la multitud.
Hay entusiasmo en la gente.
Son las 20:52 hs. ¡Atención, salió Belgrano a la cancha!.Lo demás se puede leer en cualquier crónica periodística. Se pùede leer que Belgrano Cambió la historia del fútbol Argentino. Se puede leer que esa noche, River, empezó a bajar de categoría.
Hasta se puede leer que hacía frío esa noche. Pero yo no tenía frío.
Yo, esa noche, fui feliz.
miércoles, 15 de junio de 2011
A prueba de niños
Pasó el tiempo y a mi memoria se me representó la escena del pibe tirando del piolín que ataba el camioncito, y lo retraté. Lo quise inmortalizar y allí empezó todo. O por lo menos creo que empezó esta historia de reeditar historias de ese niño que ya no se si me pertenece o pasó a ser parte de este pasillo largo y con piso brillante. Ese corredor que es por donde circulamos, por donde andamos esta vida.
Allí estaba el nene. En medio de sus miedos y sus inseguridades, aferrado a algunos juguetes. A esos que el tiempo se iba a asegurar de marcar a fuego sobre su mente y con azúcares sobre su corazón. Porque está de más decir que para un niño el juego y la fantasía es tan vital como lo son los mocos que no se sopla porque no se quiere bajar de la bici. Tan incomoda como esas ganas de hacer caca y que puede esperar porque el partido o las figuritas están primero.
Son muchas y odiosas las comparaciones que podemos desplegar en pos de defender las ganas de divertirse que tiene el niño siempre.
Un juguete. Solo uno es el que en este momento recuerdo. Un trozo de materia que sirve para dibujar la felicidad. Un simple objeto.
En el está implícito todo mi amor al recreo.
martes, 31 de mayo de 2011
El placer de estar vivo (declaración jurada)
Dicho así parece un tema menor y nada sustancial. Pero en las casi dos horas y media de su charla, fue desmenuzando conceptos y derivaciones fuera de toda "casilla artística". Casi se podría decir que estuvo hablando de la vida misma.
A partir de allí, se generó en mi un cambio conceptual fundamental, había que replantear todo y desde cero. Cada cosa por más mínima que parezca debía tener su esencia y como tal no la podía desconocer. Indagar en cada componente de mi vida iba a ser una costumbre, un ejercicio y una obligación.
Llegar a la génesis de las cosas para poder sacar conclusiones, tener fundamentos y argumentos válidos para cualquier trabajo o expresión de ideas.
Así fue que en cada cosa que encaraba, ya sea en mi trabajo o en mis estudios, debía ser analizado y materializado a conciencia (cosa que no acostumbraba a usar y que no sé si la uso al 100%).
Por todo lo dicho, cada cosa que tomo para "aprehender", merece mi más profundo respeto y responsabilidad. Trasladar esto a mis pinturas es uno de mis objetivos, al menos en esta etapa de mi vida. Pintar es una pasión necesaria en sí misma y la que trata de sacar afuera mis tripas y orearlas al sol (si es que esta frase se me permite).
En las líneas que hago, en cada pincelada, en las caricias que le propino a la tela, a la madera o al papel, trato de ser fuerte y concreto. Claro. Respetuoso de nada e impulsivo. Limpio y dispuesto a estallar.
Mi temática es la expresión. Encontrar el olor a la sangre, el perfume de la mañana y el gusto de un grito. No tengo limitaciones (he aquí mi mayor limitación) ya que creo poseer cierta habilidad para representar pero me gustaría "comunicar" más lo que siento.
Mi estrategia, era y es el trabajo (pasar la mayor cantidad de horas que pueda frente al soporte) y sacar el mayor provecho que sea posible. Pero por sobre todas las cosas creo que necesito aprender mucho (mis dudas se acrecientan y se suman a mis certezas). Y en esto de aprender, está la parte que debo olvidar (ciertas mierdas que tengo pegada al cuerpo y a mi alma).
Tengo muchos placeres en mi vida pero algunos se destacan del resto por su persistencia y porque rayan la pasión. En pintar encuentro el resumen perfecto de todos y algunos otros placeres que no vienen al caso ni a mi memoria. Lo juro.
Antonio Gabriel Muscolo
Nota: La foto son los pinceles de Sorolla y Bastías